Poema
NAUFRAGO DEL PUEBLO
Botella que transpiras soledades
del tipo jóven que se vino viejo
acodado en el bar de la costumbre,
masticando el trago que le quema adentro.
La botella, ancla de la mesa,
le sostiene a flote su existencia,
no lo marea el alcohol barato
sino, el mar bravío y la tristeza.
Naúfrago del pueblo que a la tarde
con los dedos verdes de cemento,
espera la luz del faro que lo salve
y lo arrime a la orilla del algún bar abierto.
La alegría misteriosa, consolable,
del partido de truco compañero,
es silencio que enmudece por instantes
y es más frío que un muerto sin entierro.
Horacio Fabián Almazábal- Carmen de Patagones.-
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