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Viedma Patagones: Primer borrador

Me lo pasa...en limpio.

Me lo pasa…en limpio, como un texto. Eso muchas veces nos permite traspasar el límite de la palabra. La hablada, tiene más severos límites, queda apretada en el timbre o la garganta.

Entonces, decía, me lo dice sin decirme, pero yo me doy cuenta que me lo dice a mí, porque encuentro entre sus dichos algunas verdades…que si no, no serían importantes. Cuenta algunas cosas que solamente yo sé, lo hace a propósito, para que me dé cuenta. Introduce con sus dichos algunos indicios. Los plasma como ficción, pero me llegan como dato de la realidad. Y así, me envuelve en ese texto, me involucra. Cualquiera puede leerlo y darle otro significado, pero él sabe, que yo lo voy a leer desde otro lugar, que para mí, tendrá un significado inequívoco y único.

Entonces, bueno, el texto se transforma en un diálogo. De sordos, porque él no escucha mis palabras. Podrá imaginarlas, pronosticarlas, perseguirlas en algunos rastros de mi andar. Pero tiene la certeza, la ventaja, de saber que su mensaje llega. El toma la palabra por sus curvas, sus detalles. Sin pedirle permiso a ella, ni a mí.

Es allí cuando me siento sorprendida y vulnerable. Es allí, cuando me dice, suavemente y a los ojos, me llama“lector”, que siento el verdadero peligro de que un texto te atrape. Y no te deje volver.

Este texto corresponde a una producción en la que me encuentro trabajando con Hugo Gustavo Grisetti, con la dinámica de un feedback literario que se depura y corrige en forma conjunta, con el objetivo de publicar.

 

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